En la misma terminología ya hay una pequeña trampa, "llegar" o "alcanzar" el orgasmo, como si todo lo que pasa durante el encuentro sensual y sexual fuera menos importante. Por no mencionar que a los diferentes juegos sexuales se les llama "preliminares" porque se sigue considerando que son la antesala de lo que realmente importa: la penetración.

Contra la educación
Muchas mujeres hemos vivido una educación sexual represiva que nos ha hecho creer que nuestro deseo sexual, nuestra sexualidad son algo inconveniente, pecaminoso o antinatural. Asimismo, durante siglos nos han inculcando la idea de que los hombres tienen más deseo sexual que las mujeres y de que la única forma válida de llegar al orgasmo es la penetración.

Sin embargo, en los últimos años, se ha demostrado que el impulso y la respuesta sexual de las mujeres no son inferiores a los de los hombres y que nuestra sexualidad es muy poderosa: La mayoría de mujeres, cuando se masturban, llegan al orgasmo en un promedio entre dos y cuatro minutos Y, después, pueden experimentar otro o recuperarse rápidamente.


Tenemos la llave de nuestro placer. Las mujeres tenemos un órgano específico para el placer, el clítoris, que puede llevarnos de 0 a 1000 en cuestión de minutos. El clítoris es la llave del placer femenino y, para la inmensa mayoría de las mujeres el orgasmo pasa por su estimulación, directa o indirecta.
Algunas posturas durante e coito favorecen que el clítoris roce con la base de pene o que éste o presione de forma placentera, pero, en general, lo mejor es actuar y que el hombre o a mujer o estimulen directamente.Ella puede enseñarle como le gusta que la toque masturbándose para él, algo que puede resultar muy sexy para ambos..... A los hombres les encanta mirar y a las mujeres.... experimentar. Y puestos a explorar, deberíamos tener en cuenta que el mejor camino para el placer es la masturbación porque, entre otras cosas, ayuda a que nos conozcamos mejor.

Relajación, paciencia y regularidadSi, por la educación o por el estrés, entre otras razones, la mujer encuentra dificultades para disfrutar del sexo y dejarse llevar, el único camino es relajarse; aprender a disfrutar del propio cuerpo y del de la pareja, acariciar y dejarse acariciar sin marcar ningún objetivo, simplemente por el placer de disfrutar de la piel y de la sensibilidad y por experimentar. Los dos amantes explorarán sus cuerpos para relajarse, conocerse y gozar.
Ninguno impondrá prisas al otro, nada se hará sin que los dos lo deseen de forma ardiente, y, desde luego, insisto, no perseguirán ningún fin.
Puede ser de gran ayuda que la mujer marque los ritmos y que pida lo que desee o actúe según sus deseos, sean los que sean.
Ayudas vibrantes
A veces, un vibrador, por su ritmo y regularidad constantes, puede ser un buen aliado para incitar al orgasmo. Después de un calentamiento y de un buen número de caricias, a solas o con la pareja, usa el vibrador para acariciar la vulva, poco a poco, sintiendo las sensaciones y explorando los puntos más placenteros.
Insiste donde sientas más placer y aproxímate poco a poco al clítoris. Juega con las velocidades: empieza más lento y aumenta gradualmente la intensidad de la vibración. Cuando sientas un orgasmo, habrás descubierto el camino y sólo queda volver a recorrerlo las veces que lo desees. La buena noticia es que cuanto más disfrutes con el sexo y más orgasmos vivas, más fácil será sentirlos y tu vagina será más sensible.
Hay opciones para todos los gustos: desde masajeadores (que se amoldan al cuerpo femenino porque son ergonómicos y pueden servir también para aliviar las zonas de tensión),
hasta vibradores de doble placer, que masajean la vagina y tienen un estimulador de clítoris aparte.


Otras opciones son juguetes específicos para las caricias clitoridianas o vibradores mini que pueden usarse tanto para estimular el clítoris como para la penetración.Cada mujer es diferente y todas debemos descubrir qué nos hace vibrar y cómo nos gusta disfrutar de nuestra sexualidad.

".... Igual de fundamental que el respeto al otro es el respeto por uno mismo. Si uno mismo no se valora ni se hace valorar, la relación está condenada al fracaso..."